GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ:
87 AÑOS DE LITERATURA Y COMPROMISO POLÍTICO

Foto: The Douglas Brothers; Copyright Harper-Perennial
"Muchos años después,
frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía
había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó
a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro
y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes
como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas
cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas
con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de
gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande
alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero
llevaron el imán. Un gitano corpulento, ...". (Cien años
de soledad)
"Lo peor que le puede suceder a
un hombre que no tiene vocación para el éxito literario,
o en un continente que no está acostumbrado a tener escritores de
éxito, es publicar una novela que se venda como salchichas. Ese
es mi caso. Me he negado a convertirme en un espectáculo, detesto
la televisión, los congresos literarios, las conferencias y la vida
intelectual".
"Soy uno de los seres más solitarios
que conozco, y de los más tristes, aunque resulte increíble...
La gente del Caribe es muy así aunque tienen fama de todo lo contrario,
de gregarios, de pachangueros, de fiesteros, pero tú los ves en
plena fiesta y están con unos ojos de melancolía...".
"Escribo para que me quieran más mis
amigos".
"Dicen que soy un mafioso, porque mi sentido
de la amistad es tal que resulta un poco el de los gánsteres: por
un lado mis amigos y por el otro el resto del mundo, con el cual tengo
muy poco contacto".
"¿Qué clase de misterio es ése
que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión,
que un ser humano sea capaz de morir por ella; morir de hambre, frío
o lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar ni
que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?".
"Es muy difícil encontrar en mis novelas
algo que no tenga un anclaje en la realidad".